El día a día del venezolano se ve limitado entre las 9:00 am y la 1:00 pm, cada vez que cambia la valoración del dólar.
Para unos el tema es de expertos en la materia, pero para el ciudadano común es un dolor de cabeza pues viene siendo el último eslabón en sufrir las consecuencias.
Eneida Martínez es una ama de casa; depende económicamente de lo que su esposo gana como transportista, dice no poder lidiar con los precios locos que cada vez son remarcados en los abastos y demás puntos de ventas «me siento impotente cada vez que voy a comprar para comer, mi esposo lleva a la casa diariamente entre 3.000 y 4.000 bolívares en efectivo, es así como puedo rendir el dinero por que en efectivo la comida es más barata» señaló Esneida.
Por su parte Argenis López es un empleado público, trabaja mediodía en la institución y el resto del día lo dedica al comercio informal, destaca lo siguiente que pese a su condición de soltero el sueldo no le alcanza «lo que me depositan a mi cuenta no me alcanza hoy en día ni para dos artículos de comida, tuve que ponerme a vender cigarros y otras cosas para palear mi situación y así completar para mis gastos personales, soy soltero y con ésta situación creo que seguiré siéndolo» comentó López entre una sonrisa a medias.
A su vez, quienes observan la realidad desde un ángulo más crítico y de manera generalizada apuntan que tal situación es producto de las malas políticas implementadas por el gobierno de turno, lo que lleva a la contraparte a defenderse y atribuir el caos del billete verde a la oposición venezolana por que consideran es otra estrategia que pretende opacar la Revolución Bolivariana.
De manera objetiva se puede ver que la situación económica de nuestro país depende de una moneda extranjera que cada vez pone en jaque la seguridad social del ciudadano.
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